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Diferentes estudios aconsejan el consumo de Omega 3 durante el embarazo, debido a los efectos positivos que ejerce en el desarrollo y el crecimiento del bebé. Entre otros factores, el omega 3 ayuda al desarrollo del cerebro y a la formación del tejido nervioso y visual. Además reduce el riesgo de parto prematuro y disminuye la posibilidad de sufrir depresión post parto.

El omega 3 es un ácido graso esencial, por lo que el organismo humano no lo puede fabricar a partir de otras sustancias. Tiene función antiinflamatoria y antioxidante y además, forma parte de las membranas celulares, por lo que en el embarazo debe consumirse con regularidad.

Según un estudio publicado por la Revista chilena de pediatría (www.scielo.cl), los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-6; ácido araquidónico, y omega-3; ácido docosahexaenoico, son fundamentales en la formación de la estructura y en la funcionalidad del sistema nervioso y visual de los humanos.

De hecho, este estudio apunta que ambos ácidos constituyen más del 30% de la estructura lipídica del cerebro y de los conos y bastoncitos de la retina. En este sentido, se estima que el feto durante el último tercio del período gestacional y el recién nacido, durante sus primeros seis meses de vida, requieren de un gran aporte de estos dos ácidos grasos. Y es la madre quien los aporta a través del transporte placentario durante la gestación y a través de la leche en el período de lactancia. Por este motivo es sumamente importante la suplementación con omega 3 en mujeres embarazadas.

Igualmente, el estudio determina que se han observado alteraciones en la funcionalidad de los tejidos visual y nervioso en aquellos lactantes y niños que no han recibido un aporte adecuado de ácidos grasos omega-6 y omega-3 durante la gestación y en los primeros meses de vida. Actualmente se sugiere que las fórmulas de reemplazo o de complemento a la leche materna sean suplementadas, ya sea con los ácidos grasos omega-6 y omega-3 ya preformados, o con sus precursores.

En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) www.who.int recomienda la suplementación con omega 3 en mujeres embarazadas, dado que se ha evaluado como un posible método para prevenir los partos prematuros y la eclampsia (crisis convulsivas), así como un menor riesgo de padecer parálisis cerebral y depresión postparto, además de ser útil también para incrementar el peso al nacer. Incluso aconseja su consumo en mujeres embarazadas para controlar la hipertensión.

La OMS advierte que, aunque el pescado constituye una fuente importante de ácidos grasos omega-3, muchos tipos de peces pueden estar contaminados con metilmercurio o bifenilos policlorados (PCB), que pueden ser nocivos para el desarrollo fetal. Concretamente, el metilmercurio tiende a acumularse más en el músculo del pescado que en las partes grasas, por lo que es más difícil eliminarlo, transfiriéndose de esta forma a nuestro organismo. Incluso, añade que el consumo de preparaciones de aceite de pescado sin refinar podría dar lugar a problemas de toxicidad, ya que es posible que contengan plaguicidas y residuos de PCB.

Finalmente, la OMS apunta que en los estudios para analizar los efectos positivos del omega 3, se han empleado dosis de 133 miligramos a 3 gramos al día y que la mayoría de las mujeres recibieron una dosis aproximada de 2,7 gramos ácidos grasos omega 3 (EPA -ácido eicosapentaenoico-  y de DHA -ácido eicosapentaenoico-) al día. En este sentido, señala que para que una embarazada reciba esta dosis a través de la alimentación tendría que ingerir 300 gramos de salmón cocinado, una cantidad que no necesariamente alcanzaría la correspondiente a las posibles restricciones en el consumo de pescado durante la gestación por la presencia de contaminantes. Por el contrario, concluye que los suplementos de omega 3 no parece que provoquen efectos secundarios graves que puedan influir en la observancia del tratamiento, como complicaciones hemorrágicas o malestar.

Por su parte, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ya en junio de 2011 endureció las recomendaciones sobre el consumo de ciertos pescados como el atún y crustáceos, debido a su elevado contenido en mercurio y cadmio (aesan.msssi.gob.es). El mercurio puede provocar alteraciones graves en el desarrollo neuronal del feto y de los niños de corta edad. Por este motivo, la AESAN recomienda a las embarazadas y menores de 3 años no comer pez espada, tiburón o atún rojo. Además, alerta que los niños de entre 3 y 12 años no deberían consumir más de 50 gramos a la semana de dicho pescado.

Por tanto, todo lo expuesto determina que la suplementación con un omega 3 puro en el embarazo no solo es aconsejable por sus beneficios, sino que además no se ha hallado ningún efecto secundario grave en su ingesta y evita los efectos nocivos de la acumulación de metales pesados contenidos en los pescados azules de consumo general, dado a la contaminación de nuestras aguas. Pero, para ello es extremadamente importante elegir un suplemento de omega 3 de alta calidad que se encuentre precisamente libre de estos metales pesados, dioxinas y PCB´s.

La mejor forma de cerciorarse que cumple con estos requisitos es a través de la certificación IFOS (International Fish oil Standards) que concede una calificación de 5 estrellas a los productos que cumplen con los más altos estándares de calidad internacional (www.ifosprogram.com).

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