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Carrito

El consumo de Omega 3 en el embarazo y en general en la dieta de la población en general es bajo. Para el común de la población, estos ácidos poliinsaturados son nutrientes esenciales, pero en el caso de las mujeres en periodo de gestación, son imprescindibles para el correcto desarrollo del feto, así como en la lactancia, debido a su rol en el cerebro y desarrollo visual.

dha durante el embarazo

DHA para embarazadas

El DHA es el más relevante PUFA n-3 (ácidos grasos poliinsaturados) durante el embarazo. En un estudio realizado por el Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, se evaluaron los n-3 PUFA de admisión y de eritrocitos fosfolípidos de la dieta de embarazadas chilenas. Ochenta mujeres embarazadas sanas (20-36 años) en el tercero-sexto mes de embarazo fueron incluidas en el estudio. Durante el proceso de evaluación dietético se realizó un cuestionario de frecuencia de alimentos, que fueron analizados mediante el software de procesador de alimentos SQL®. Los ácidos grasos de los fosfolípidos de eritrocitos fueron evaluados por cromatografía gas-líquido.

La composición de la dieta de las mujeres evaluadas resultó ser rica en grasas saturadas, baja en ácidos mono y poliinsaturados, alta en n-6 (ácido linoleico) y baja en PUFA n-3 (ácido alfa-linolénico y DHA). El desequilibrio entre el n-6 / n-3 PUFA podría afectar negativamente el desarrollo del feto.

Omega 3 DHA durante y después del embarazo

omega 3 dha en el embarazo

Durante las últimas décadas, se ha suscitado un gran interés científico sobre los efectos beneficiosos del consumo adecuado de ácidos grasos esenciales. El embarazo y después del parto (período perinatal), han sido dos de los principales focos de investigación dado que en ambos períodos, la composición de ácidos grasos de la dieta determina efectos importantes sobre el crecimiento y el desarrollo del feto.

En los seres humanos, la mayor tasa de ácido Araquidónico (omega 6) y DHA (omega 3) ocurre durante el tercer trimestre del embarazo y los dos primeros años después del parto. En este contexto, tanto el ácido linoleico (LA) y el alfa-linolénico (ALA), como precursores del Araquidónico y DHA, son ácidos grasos esenciales y debe ser obligatorio incorporarlo en nuestra dieta. El LA es altamente disponible en la dieta de Chile, sin embargo, el ALA se encuentra en muy poca cantidad, y el DHA preformado es apenas consumido por la población chilena, debido al bajo consumo de alimentos del mar que son la principal fuente primaria de este ácido graso.

Varios estudios han demostrado que el embarazo es un período esencial para la ingesta de n-3 PUFA. La suplementación con DHA durante el embarazo ha derivado en las puntuaciones más altas en las pruebas visuales y neurocognitivas en los niños a los 12 meses de edad e incluso se ha demostrado que mejora el desarrollo temprano dela agudeza visual y otros índices de desarrollo neurológico.

Este estudio, realizado con 80 mujeres chilenas embarazadas, evaluó la composición de la dieta consumida con énfasis en la ingesta de ácidos grasos y su asociación con el perfil de ácidos grasos de los fosfolípidos de la membrana de los eritrocitos. La ingesta de carbohidratos, proteínas y grasas superaron las recomendaciones diarias, sin embargo varias vitaminas y minerales estaban considerablemente bajas respecto a la ingesta diaria recomendada.

Por otro lado, se observó un consumo excesivo de grasa y sobre todo, de grasa saturada en combinación con un consumo excesivo de total de AGPI n-6 (principalmente) versus una menor ingesta de n-3 PUFA, particularmente ALA, EPA y DHA. Estos resultados provocan un desequilibrio entre los n-6 y n-3 PUFA en la dieta y en los fosfolípidos de membrana. Por este motivo, es necesario invertir ese desequilibrio, ya que durante el embarazo, la tasa de crecimiento y desarrollo del sistema nervioso central es mayor en la etapa final (tercer trimestre) y en el periodo postnatal tempano.

La baja ingesta de PUFA n-3, particularmente de DHA, podrían eventualmente determinar un menor desarrollo neurocognitivo en los lactantes.

Por esta razón, es necesario repensar las estrategias nutricionales para reducir el consumo de grasas saturadas, con el objetivo de prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles y aumentar el consumo de PUFA n-3 en este grupo y en la población general. El desequilibrio en la dieta observada en el consumo de otros micronutrientes importantes durante el embarazo, como las vitaminas o minerales como el hierro, zinc y otros, podrían afectar negativamente el desarrollo infantil óptimo y el estado nutricional materno.

En cuanto a los ácidos grasos, aunque, obviamente, la recomendación es aumentar el consumo de alimentos marinos, la disponibilidad de estos productos es baja, de alto coste y han surgido además preocupaciones con respecto a la gran cantidad de contaminantes que contienen. El desarrollo de nuevas alternativas de alimentos es esencial para cumplir con la recomendación diaria de PUFA n-3, específicamente DHA, particularmente en las mujeres embarazadas y lactantes. La estrategia tradicional para complementar DHA, tales como cápsulas de aceite de pescado o emulsiones, aceite de microalgas, etc., se ha demostrado que es altamente beneficioso, particularmente para mejorar el desarrollo neurológico.

La promoción del consumo de aceites vegetales con un alto contenido de ALA (como canola, chia, Camelina, el aceite de linaza) también podría proporcionar PUFA n-3 durante este importante período fisiológico. De hecho, se demostró que el consumo de aceite de canola (10% ALA) por las mujeres chilenas durante el embarazo reduce el riesgo de parto prematuro y mejora el peso al nacer de los lactantes.

Es necesario estudiar, por tanto, nuevas estrategias encaminadas a mejorar la ingesta de PUFA n-3 durante el embarazo y los períodos de lactancia. Y es vital desarrollar intervenciones dietéticas encaminadas a mejorar la calidad de los alimentos consumidos, con especial énfasis en los ácidos grasos específicos, tales como n-3 PUFA.

*Estudio realizado por el Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile

Autores del estudio:

Karla A. Bascuñán, Rodrigo Valenzuela y Rodrigo Chamorro.

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